Cuanto más íntima resulta la escena, antes espera la prosa que le mienta. Nunca he podido con eso. Lo otro, las alucinaciones y de vez en cuando el letargo, lo admito con indiferencia. Como el funcionario de la estafeta que no se implica en el estilo caligráfico del remitente. Su trabajo es leerlo. Y a mí me hubiera convertido en mejor intérprete que me exigiera sinceridad. Oh, cuánto me hubiera esforzado. Con qué voluntad se la entregaría en la ceremonia nocturna de despedirse del día ante el espejo. Indemne a tales deseos, solo de mí la prosa anhela soeces mentiras.
viernes, 19 de septiembre de 2025
lunes, 15 de septiembre de 2025
Párrafo oscuro / Cuatro
En el curso alto de los ríos pasan desapercibidas las letras que carecen de sonido. Son tantas y tan recientes que resulta absurdo preocuparse por lo que existe. Que exista basta. O incluso que no exista. Da lo mismo. Siempre he vivido cerca de las fuentes. Una construcción humilde, aunque próspera en humo durante los inviernos y en gritos infantiles al llegar las vacaciones. Todo propicio para que descuidara el sonido de las letras que no lo poseen. Idiota, diría cualquiera de contárselo. Pero lo mantengo en secreto, como quien, humillado por una lacra, la airea a los cuatro vientos.
jueves, 11 de septiembre de 2025
Párrafo oscuro / Tres
Que desconfíe de las frases que llaman a la puerta y, tras abrir, los ojos de quien las recibe de inmediato se desvían hacia la diadema que lucen es la primera regla. La segunda explica cómo colocarse sobre la cabeza una diadema cada vez que sea menester tocar un timbre para que alguien abra. Trabajo de precisión y paciencia sobre la finura de los materiales en los talleres de orfebrería. A este conjunto de normas se le denomina sintaxis. Y pretende proteger la economía de quienes instalan puertas en los vanos y también de los que talan bosques para fabricarlas.
domingo, 7 de septiembre de 2025
Párrafo oscuro / Dos
Que escribiera, me dijo la carta al despedirse. Escríbeme, repitió. Si solo me lo hubiera pedido una vez, quizá evadirse del compromiso hubiese resultado más sencillo. Tuve que recurrir, por querer cumplirlo, a un manual de uso. Y ahí descubrí que existen tantos géneros epistolares como corresponsales hay. Y sin averiguar si nuestra relación había sido comercial o jerárquica o cómplice cómo encontrar, en el volumen consultado, las indicaciones certeras sobre el encabezamiento adecuado, el tono exigido, la familiaridad justa en las descripciones. Una jungla ofrece orientaciones más precisas. Así que, confundido como andaba no tuve más remedio que olvidar.
miércoles, 3 de septiembre de 2025
Parrafo oscuro / Uno
No saben salir de su celda de significados las palabras. No porque permanezca cerrada la puerta o exista un vigilante que todavía no se haya distraído. Nada impide la huida. Ni siquiera la convención perpendicular de los barrotes influye. Dormitan durante la mayor parte del día y por la noche labran, para no sentirse apátridas, cada una su propio campo semántico. Respetuosas. Nunca invaden terrenos vecinos ni alimentan querellas con este propósito. Las palabras. En su mínima estancia de dos por dos, un estante de obra con un reloj de cuerda encima y una mesa vacía. Con eso les basta.
domingo, 31 de agosto de 2025
Microlecturas | 63 | La arquitectura del azar
Juan Manuel Uría (1976) reúne en este libro las dos caras de su actividad, como escritor y artista plástico. En ambas descubre el tono exacto que exige el haiku para encarnar la época contemporánea. La poética aparece explícita en la primera composición: «Abro los ojos: / ante mí lo que veo / y lo escondido». Que es también la clave del volumen, capaz de encontrar en instantes de la vida cotidiana, en gestos mínimos, en observaciones muy menudas... significados ocultos, su trascendencia. Un simple trazo que desvela de repente la profundidad posible de la escritura. Lo mismo que anhelan los haikus gráficos.
viernes, 29 de agosto de 2025
Microlecturas | 62 | Los niños perdidos de mamá
Los once relatos de Ketty Blanco Zaldivar (1984) presentan un singular ajuste de tono y lenguaje literarios en cada pieza, que, por su parte, desarrolla un jirón narrativo donde se resquebraja el mundo de su protagonista, en una historia que no busca un remante moralizante, sino desviar la atención hacia las minucias del proceso. Los cuentos presentan una combinación de intereses temáticos compleja, en tres planos (el desmoronamiento personal, la relación con la madre y la decrepitud urbana del contexto), a los que cabría añadir el de construir un significado común por encima del relato, como en las buenas novelas.
martes, 26 de agosto de 2025
Microlecturas | 61 | Costa oeste
En Costa Oeste, Fernando Sanmartín parte de un nombre propio, en sueco, cuya ortografía casi caligramática crea un enigma. Una descripción impresionista, apenas unos trazos, le proporciona identidad de lugar. Ahí se sitúa el yo con el único protagonismo de pertenecer. Un espacio compartido. A veces con una sombra, en forma de lectura, el yo y el libro que lee o evoca. También ciertos personajes del lugar, anónimos, evocados a partir de pequeñas concreciones. Es la parte de Göteborg en el poema, después da un salto conceptual para extraer de la situación descrita un pensamiento lúcido, hondo, certero y sorprendente.
domingo, 24 de agosto de 2025
Microlecturas | 60 | Esta hiriente luz
David Conde Vitalla (1997) evoca en las páginas de Esta hiriente luz su delicado encuentro con los temas cruciales que han forjado la tradición poética. Que se corresponden, claro, con aspectos oscuros y enigmáticos de la vida: «En esta ceremonia de caminos / … / un miedo acerca lo desconocido». El temblor ante los «Osarios», las pérdidas, las heridas, convertidas en símbolos donde «Se quiebra una voz / en la distancia / entre las ruinas». Palabras que los poemas reconstruyen fragmento a fragmento para descubrir en la escritura la herencia de lo que es mortal. Porque «Vivir es hacer costumbre / de la pérdida» y contarlo.
jueves, 21 de agosto de 2025
Microlecturas | 59 | Cuando el corazón se cierra hace más ruido que una puerta
Una novela que no se corta con el título (no lo recorta), ni con la trama, ni con el lenguaje, ni con el propósito. Escrita con una prosa ágil y dinámica, próxima al presente de la lengua, plantea una estructura canónica de novela de misterio: un grupo de personas aisladas, un asesinato y ¿quién es el asesino? Los personajes, un acierto, muestran una certera caracerización literaria de comedia negra, lejos de cualquier valor sociológico. Pero la trama sufre un giro copernicano en relación a los sucesos y a las culpabilidades, y crea un auténtico negativo de la novela policial clásica.
martes, 19 de agosto de 2025
Microlecturas | 58 | Y caerá la nieve
Para sus dos primeros libros Laia Carbonell eligió dos lugares casi tan distantes en el mapa como en su biografía —Finlandia y Nibrós, pequeño pueblo pirenaico—, con dos únicos elementos en común, la presencia constante de la nieve y la mirada cáustica de la poeta catalana. La versión castellana reúne ambos libros, titulados como los lugares, y añade el diálogo entre ambos, lo que en uno parece una singularidad, el otro lo confirma e intensifica. Su poética prende en el versículo: «podría encontrar el sentido del universo en la contemplación de tu gesto», y en cualquier copo de nieve.
domingo, 17 de agosto de 2025
Microlecturas | 57 | Ratada. En nombre de ninguna. Ligia
La editorial barcelonesa Ediciones Sin Fin reúne tres títulos significativos (y sobrecogedores) de la obra de Rosabetty Muñoz (1960), una de las poetas que mantienen vivo el interés que siempre ha despertado la poesía chilena. Cada título suyo es el fruto de una indagación sobre un aspecto social de la vida en el archipiélago sureño de Chiloé (sea la invasión de las ratas, los álbumes familiares destruidos o el exilio) que, lejos de la sociología, se desarrolla a través de la encarnación de sujetos poéticos diversos que evocan, como un prisma, las múltiples caras que con frecuencia la realidad oculta.
viernes, 15 de agosto de 2025
Microlecturas |56| El gran amor
No está exenta de ironía la hipérbole con la que Andrés García Cerdán (1972) titula un libro donde, como reconoce, se leen «unas pocas palabras destrenzadas / en las que algo / se está perdiendo siempre, // en las que siempre hay algo de más». Aunque sea un libro con inquietantes poemas de amor, su poética trata de destrenzar todas las grandezas que aborda, de modo que la insuficiencia esencial del lenguaje se convierta en el mejor aliado del poema: «cuanto más invisible es lo que ves / tanto más increíble su certeza». Quizá lo que pierdan los entrecortados y desabridos versos sea la ganancia.
martes, 12 de agosto de 2025
Microlecturas |55| Fragmentos de una noche
De Novalis y la tradición romántica el título del libro de Grissel Gómez Estrada (1970) hereda la noche como abismo amoroso. Y de su época provienen los fragmentos; a veces son literales, teselas que trazan mosaicos; y otras, es una visión contemporánea en la que cada acontecimiento despierta una conciencia nueva, un sujeto poético desconocido por el yo. Así sus palabras irrumpen en la página desde la concreción temporal de un único momento y crean el deseo que se desvive en el poema. O evocan un cántico de la plenitud que adquiere entendimiento y trascendencia: «la eternidad de una noche».
domingo, 10 de agosto de 2025
Microlecturas | 54 | Una inesperada ilusión
Un libro donde se respira inteligencia, el de Aloma Rodríguez (1983), perfectamente enmascarada: como los dibujos que el artista deja inacabados a propósito y eso los convierte en obras maestras. O la osadía de un pintor que decidiera exponer los esbozos de un gran cuadro, sin ningún cuadro al lado. Libro que se concentra en dos únicos núcleos temáticos: la escritura y quien escribe, ambos desde una gran y desganada intensidad lírica. Una inesperada ilusión habla de cómo se sueñan los libros, también de las pesadillas que provocan y, sobre todo, de cómo los imagina y los padece una escritora.
jueves, 7 de agosto de 2025
Microlectura | 53 | En esta red sonora
En algún lugar Walter Benjamin encomia los fragmentos que quedan desperdigados en el taller del escritor después de la construcción de sus libros. En esta red sonora, donde Vicente Luis Mora reúne sus cuadernos de notas y de ideas desde 1995 hasta el presente, sin duda hubiera disfrutado. Aforismos, fragmentos, ensayos de bolsillo, versos sueltos, pensamientos, anotaciones fuera de un hilo conductor, incluso breves iluminaciones que no tuvieron continuidad forman, en su disgregación y carácter exocéntrico, una línea de pensamiento que, sin una construcción, atrae por su agilidad y lucidez: «Al saqueo de la propia infancia también lo llaman escribir»
martes, 5 de agosto de 2025
Microlectura | 52 | Construir lectores
Al mismo tiempo erudito y crítico, Vicente Luis Mora ha aprendido en su maestro Montaigne a combinar ambos propósitos de diversas maneras. Primero, permite que el propio fluir de los datos eruditos conforme una visión crítica de lo que se trate, en este caso, la decadencia de la lectura. Segundo: desarrolla una escritura ensayística con estructura de balausta, es decir, compuesta por multitud de microensayos ensartados con precisión. Tercero, combina la visión contemporánea, en detalle, con el gran angular de la perspectiva histórica, para, en cuarto lugar, someter al lector a la montaña rusa de elevaciones optimistas y descensos apocalípticos.
domingo, 3 de agosto de 2025
Microlectura | 51 | Hermano pulpo
Es posible que no exista otro libro en la historia de la poesía que haya ensanchado tanto el elenco temático de los versos, y no solo en todas las direcciones del saber, desde la biología hasta la historia, sino también en los repertorios simbólicos de la realidad menos poética, como demuestran las veinticinco metáforas que ilumina la palabra «testículos», que cierra la más sobrecogedora: «el arañazo de luz que llaman Caravaggio». No es la única sorpresa de Miguel Martínez, su humor salvaje y constante ironía rozan las mismas alturas que el contenido filosófico de sus reflexiones. Libro que despierta devoción.
viernes, 1 de agosto de 2025
Microlecturas | 50 | Por arrabales últimos
Al primer libro de Pedro López Lara (1963), publicado en 2020, le han seguido en solo cinco años quince títulos. Los que Por arrabales últimos antologa. Su poesía, sin embargo, posee más relación con los aprendizajes de la edad que con esta torrencialidad libresca. Se caracteriza por una dicción contenida, ágil, certera y conceptista. Sus asuntos preferidos tienden a la filosofía que se enfrenta a «la verdad», aquella en la que «no hay nada que entender». Sus definiciones de la vida, del tiempo o de la muerte asaltan desde la página como un azote: «Admítelo: / también te estás yendo de entonces».
lunes, 28 de julio de 2025
Tercer libro de odas (7)
Le desmelena el viento. Un mechón blanco se divierte dando saltos sobre la frente. No lo retira porque necesita las dos manos para sujetar la recia caña, que se dobla como un junco. La madera cruje con sus movimientos. Alguno de sus huesos hace coros. Si eso le asustara no hubiera salido de madrugada a pescar. El día en el que no se le enreda un remo entre los carrizos, las algas complican el avance de la barca por el río. El aire le hincha la camisa y el esfuerzo las venas. El pez conoce su edad y la reta.
jueves, 24 de julio de 2025
Tercer libro de odas (6)
Al alcanzar la cima deslumbra contemplar el paisaje vuelto del revés, reflejado con fidelidad en el lago. Sé que también la luna se asoma a su espejo cada noche que consigue saltar la cerca de las nubes. Lo visita para sentirse segura de su belleza. Los arroyos jalean con alegría la escena. El viento añade oscilación de baile. Cuando me siento en una piedra, con la cantimplora en la mano, me admira que todo se revele ante mí como presencia. Y me apena que, por ser caminante, tenga que levantarme y continuar la senda que se adentra en el bosque.
sábado, 19 de julio de 2025
Tercer libro de odas (5)
Cuando llega a la aldea, el otoño trae bien doblado dentro de un hatillo cuanto el vivalavirgen del verano abandona de cualquier manera el momento en el que dando un portazo se va con sus fiestas a otra parte. Un hilo de humo sobre los rastrojos. Una pirámide de balas de paja. Trenzas que cuelgan en las ventanas con frutos que se adensan. Rumor de reses en el establo. Ladridos de perro a lo lejos. Goteo de un grifo que no cierra. Se sienta junto a su cabaña y con paciencia troncha una a una la extensión de los días.
martes, 15 de julio de 2025
Tercer libro de odas (4)
De niño correteaba por la explanada, al otro lado de la estación, donde han construido los bloques. De aquel entonces sé lo que cuenta madre. Ninguna actividad me retenía cuando llegaba un tren. Corría, aunque jugara a pelota, y me enganchaba a los barrotes de la valla para verlo desde cerca. Poco tiempo después clausuraron la línea, que la maleza cubre casi al completo. Del pueblo se sale en autobús. Con frecuencia voy a la capital solo para subirme en un tren cualquiera y en la parada siguiente saltar al andén, como si llegara por primera vez a mi vida.
jueves, 10 de julio de 2025
Tercer libro de odas (3)
He salido al escenario en una única ocasión que quiero recordar ahora. El teatro, lleno de butacas recubiertas de polvo. Unos amigos que me acompañaban se sentaron en las primeras filas, sin pensar en sus abrigos, para luego aplaudirme. Por los cristales rotos del edificio abandonado entraba la luz hasta las tablas, elegí un rayo de sol para situar los ojos como si me deslumbrara un foco. Y así, entre jirones de telón y maderas levantadas, representé ante el vacío un monólogo que había aprendido de niño en la escuela. Todo era tan real que solo pude considerarlo un debut.
sábado, 5 de julio de 2025
Tercer libro de odas (2)
Después de pensarlo durante un tiempo he recapacitado y creo que no es un delirio, como lo consideraba, que uno mantenga animadas conversaciones con su sombra. Hablar con árboles, abrazarlos, sentir su energía parece actitud más sensata, pero sobrelleva una incomodidad esencial. Hay que desplazarse siempre a un lugar. Hablar con pájaros ofrece el inconveniente opuesto, echan a volar y se llevan lo que uno les ha contado a nunca se sabe dónde. Charlar con la propia sombra resulta algo arduo en verano, pero muy agradable en días invernales, y tiene una ventaja indiscutible, ninguna controversia acaba luego en separación.
martes, 1 de julio de 2025
Tercer libro de odas (1)
Si me afeas que compre jarrones y muebles de segunda mano, qué me dirás cuando sepas que adquiero retratos antiguos, y no solo por el marco o la maestría del fotógrafo. Me cuesta horrores impregnar a los nuevos con el aura que me gusta apreciar en los objetos. Enseguida olvido en qué ciudad los he comprado, quién me hacía sonreír cuando llegaron a mi vida y eso los convierte en extraños. Los antiguos, incluso rostros de personas de otra época, exhalan recuerdos por todas partes, que me confortan sin que importe que no los conozca ni sepa a quién pertenecieron.
viernes, 27 de junio de 2025
Los mensajes callados, siete
Tras esta puerta cerrada hace décadas, un amasijo de residuos secos por zócalo y ciudad de telarañas sus cristales, sigue vendiendo colonias y peines una mujer menuda que adoraba lucir vestidos de colores chillones. El calificativo es de mi madre, porque solo recuerdo haberlos visto de lejos. Mi altura entonces no servía para remontar la del mostrador. Encarado a esa nada con paciencia aguardaba a que una mano rescatara la mía y me devolviera a la calle. Dentro, la viudita, como la llamaban, y mi madre no paraban de reírse y llamarse guapas. Y a mí, nadie me hacía caso.
lunes, 23 de junio de 2025
Los mensajes callados, seis
Era un campo en el páramo al que los vecinos llamaban desierto. Padre no quiso venderlo y cuando faltó nadie se avino a comprarlo. Ahí está. Nunca dio nada. Si chuto una piedra cualquiera con el pie, donde caiga se queda esperando a que regrese para encontrarla en el mismo lugar. Sea unos días, o unos años. A eso los habitantes de la zona se refieren como una ruina. Un suelo apelmazado que deja escapar el agua y lo manda hacia los regatos secos. Con el tiempo he encontrado sentido a su terquedad. El único espacio alrededor que cultiva silencio.
miércoles, 18 de junio de 2025
Los mensajes callados, cinco
El sol dorado de la tarde, cuando consigue colarse entre los árboles de la plaza, vivifica las paredes de los edificios antiguos y les proporciona un efímero atractivo en el que, por otra parte, nadie repara. A mí me gusta alzar la mirada a esa hora por ver cómo los tristes desconchados y las griegas fugazmente bailan en una fiesta de etiqueta. Disfruto también si el sol besa los cristales de las ventanas y provoca destellos en el aire. A veces tropiezo con una persiana echada e imagino dentro los ojos del huésped recluido que se ha quedado sin paisaje.
viernes, 13 de junio de 2025
Los mensajes callados, cuatro
Si tuviera que dibujarlo, como cuando se es niño y lo pensado se expresa con monigotes y rayas, retrataría un viejo escriba, sentado a una mesa de madera recia, frente a un cartapacio antiguo y con los dedos impregnados de tinta. Así mostraría la idea de tiempo. Su pasar es tan legible como la caligrafía. Nada transcurre sin un signo. Traza rugosidades y estrías sobre la piel de los cuerpos. Sombras en los objetos. Incluso hendiduras en las piedras. Nada escapa a su escritura física, constante, delatora. Enfrente se le opone un término imposible de leer. Impenetrable. Hueco. Lo eterno.
lunes, 9 de junio de 2025
Los mensajes callados, tres
La gallina que ha saltado la empalizada se mueve, inquieta, hacia un lado y hacia otro. Trata de regresar al corral, pero no sabe cómo. Recorre con dudas el perímetro. Asciende luego por el talud lateral, rodea los árboles como buscando un consejo de su quietud. Cacarea de modo lastimoso, perdiendo la voz. Mira desconcertada el mundo al que sin darse cuenta y sin quererlo ha llegado. Escucha, a lo lejos, el esbozo de canto con el que el gallo transmite su presencia, y eso parece ponerla más nerviosa. Nunca se ha sentido tan sola y, de repente, tan incomprensible.
miércoles, 4 de junio de 2025
Los mensajes callados, dos
No creo que lo peor que pueda ocurrir sea un día primaveral de niebla. Densa, temible, heladora. Recuerdo a padre maldiciendo al cielo glacial. Reniegos que me hacen dudar entre sentidos, ¿lo que hay detrás del aire impenetrable comprende los insultos? Teme por los brotes tiernos en los frutales, pero a mí solo me interesan las experiencias de vacío que aletargan la mirada. Empezó cuando era niño. Cansado de árboles y peñascos, en la escuela de repente veía cómo la niebla dibujaba cientos, miles de ventanas iluminadas en una noche de rascacielos neoyorkinos. Como en el cartel de una película.
domingo, 1 de junio de 2025
Los mensajes callados, uno
Que lee, me dice, uñas. Tanto las que ha lavado el agua como aquellas que están de moda, decoradas con esmalte. No le creo. En absoluto. ¿Qué sentido tiene que la existencia escriba en un lugar que continuamente crece y cada poco se va cortando? Insiste para que abandone mi mano sobre las suyas. Como veo que por detrás se ríe de su propia ocurrencia, mientras trata de mantenerse serio, accedo. Susurra algo sobre unas «hermosas uñas» mientras aprovecho para leer las suyas, comidas a dentelladas por un carácter, da la impresión, exaltado. Compruebo mi error. Nada permanece en silencio.
martes, 27 de mayo de 2025
Segundo libro de odas (7)
Como asustado por un ruido al otro lado de la ventana, el arroyo se ha echado por los hombros una capa de neblina y así cubierto asoma por la puerta de la mañana. Al acercarme, le tranquilizo. No vengo a reclamar afrenta alguna, ni traigo exigencias en mi paseo. Parece que mis palabras lo tranquilizan y cuando su voz cantarina me alcanza, ya se ha disipado la nube que lo cubría. Me siento sobre una piedra, en la orilla, y contemplo su imaginación incansable en los reflejos que bailan sobre la superficie. Qué contento está de irse, permaneciendo aquí conmigo.
viernes, 23 de mayo de 2025
Segundo libro de odas (6)
Detrás de la casa que acabo de alquilar hay un huerto. El dueño anterior guardaba en un rincón cañas para las tomateras y una vieja mesa donde preparar semilleros. La tierra aún parece un niño recién peinado por su madre. Los vecinos me auguran exquisitos calabacines, como los que les regalaba quien ya no está. Me sacio con tan poco en las comidas que no sé qué haría con una producción tan extensa. He decidido que voy a plantar, en lugar de patatas y judías, crisantemos. Me alimenta más el color que las verduras. Más las ausencias que el presente.
domingo, 18 de mayo de 2025
Segundo libro de odas (5)
A la hora en la que el panadero saca la última hornada de la noche, pensando ya en irse a casa, tan enharinado como la mañana de invierno, ya estoy en la puerta esperando junto al helor, con las orejas tiesas, la nariz colorada. Si llorase de frío, las lágrimas al instante se transformarían en perlas heladas sobre mis mejillas, como las de una virgen. Voy dando saltitos sobre las losas del zaguán mientras la dependienta coloca el pan en las repisas. ¿Hay algo mejor que abrazar una hogaza recién salida del horno? Regreso a casa un día de primavera.
miércoles, 14 de mayo de 2025
Segundo libro de odas (4)
«Antes», digo con frecuencia, hable de lo que esté hablando. Mi palabra favorita, si alguien me lo pregunta, le diré que es «presente» mi elección. «Éramos», repito. No porque me guste este verbo insípido, sino por la sílaba esdrújula. Suena bien. Tiene hondura. Diría incluso que posee dualidad. Lo pronuncio y casi en relieve surgen del aire dos cuerpos que caminan de la mano. Dos sonidos que se acompasan. Dos colores que combinan. Siempre he pensado que lo valioso es el «ahora». Aunque, por más que insista, no dejo de ver hojas secas arrastradas por el viento en la calzada.
viernes, 9 de mayo de 2025
Segundo libro de odas (3)
Lo cuentan las flores, incluso las que nacen en los taludes. Lo recuerda el cielo diáfano de las madrugadas. Los pájaros la proclaman sin acusar cansancio en sus esfuerzos. Y cuando salgo a recorrer algún camino, incluso balan con alegría las ovejas que descubren en una mata medio seca entre piedras un festín. Lo leo por todas, pero no se lo aprenden mis ojos tristes, mi sonrisa ausente. Hay en la pena una hondura que ahoga cualquier imagen. Quien se encarama en el brocal de un pozo tampoco consigue ver el agua. Y solo logra escucharla si lanza una piedra.
lunes, 5 de mayo de 2025
Segundo libro de odas (2)
Sé que un día dejaré de acudir al puerto los días en calma. No está lejos, cuatro travesías y una avenida. Aun en invierno, me gusta sentarme en un noray y que su humedad traspase la tela del pantalón y alcance la piel. En casa me lo recriminan, lo sé, pero con lo desagradable de la sensación regresa el tiempo en el que lo sentía dentro del barco, con el viento azotándome el rostro. Mientras pueda, he de venir cada mañana para ver zarpar las tripulaciones. Luego, en la taberna, almuerzo. En seco. Es lo que gano con la pérdida.
jueves, 1 de mayo de 2025
Segundo libro de odas (1)
No existe gallo que suba a un alto para anunciar el día, eso lo sé desde el principio. En su lugar hay quienes hacen oídos sordos a su despertador mientras atraviesa techos y paredes dispuesto a impedir el sueño a todos menos a su dueño. Tampoco sé por dónde se mueve la luna, porque mi ventana solo alberga una esquina de cielo donde nunca ocurre nada. Que me acostumbrara es lo que me decían. Al salir miro en dirección al castillo, pero no hay castillo, únicamente veo bloques y bloques. Ni una sola urraca vuela delante para llevarse las culpas.
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